Toda la Danza

Narraciones de un diseñador

Por Dainelis Morgado González

El caballero del diseño deja una vez más su sinuoso castillo en Alamar para adentrarse en los jardines del querido Teatro Nacional, esta vez tomando como excusa la presentación —por segunda vez— de su libro Palabra de Diseñador.

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Foto:Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas

Gracias a la conspiración directa con la autora Estrella Díaz, ha logrado llegar hasta nuestras manos, en el Día Internacional de la Danza, este ejemplar que brinda la insospechada oportunidad de conocer la vida personal y profesional de Eduardo Arrocha, un artista merecedor no de uno, sino de tres Premios Nacionales (Teatro, 2007; Diseño, 2013 y Danza, 2022).

La autobiografía en cuestión presentada por Yuris Nórido Ruiz Cabrera con prólogo de Norge Espinosa, no fue pensada como un aburrido relato lineal repleto de fechas, nombres y datos de relevancia. Por el contrario, Ediciones La Memoria del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, nos brinda una compilación de aventuras y cuentos que bordean en primera persona la vida cuasi fantástica de Arrocha, cual Juan Rulfo y sus personajes ficticios.

Mas Eduardo Arrocha nada tiene de artificial —aunque aparente ser un caballero/poeta salido de un cuento decimonónico— y, por tanto, su narración se caracteriza por una precisión exquisitamente descriptiva, hasta el punto de sentir sus palabras en la piel.

¡Cuánto honor reside en recorrer ciudades famosas y rincones sorprendentes del globo junto a este diseñador de mirada ansiosa! ¡Cuánta nobleza y divertimento hay en sus anécdotas, sus estudios, sus maestros, sus compañeros, su familia! Es precisamente su lenguaje cálido y amistoso lo que dota a este libro de más de 350 páginas de un aura cercana a una confesión católica, como un secreto que queda entre camaradas.

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Foto:Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas

El espectador tiene la libertad de experimentar una empatía con el niño que descubre las maravillas del cinematógrafo, el joven que balancea trabajo y estudios, o el que se deslumbra de amor ante la omnipresencia de María Elena.

Sin embargo, sus andanzas y aventuras se valoran en la medida en la que estas logran aportar experiencias indispensables para su labor profesional como diseñador escénico, de vestuario y luminotécnico. La crítica especializada tiene los referentes más relevantes en aquellos pasajes correspondientes a sus encuentros y des-encuentros con las distintas manifestaciones del arte y la cultura cubana: la televisión, el teatro dramático, el Conjunto Nacional de Danza Moderna —devenido Danza Contemporánea—, el Ballet Nacional, el Conjunto Folklórico, el teatro musical, el cine, la ópera y el cabaret.

Todo esto sin dejar de lado el exquisito diseño editorial en manos de Katia Hernández Baldassarri y Enrique (Kiki) Smith Soto. Las páginas están acompañadas por bocetos de Arrocha de vestuario, escenografías o de obras plásticas creadas durante su juventud, en perfecta correspondencia con el contenido de los capítulos.

Asimismo, se ilustran lugares importantes en su desarrollo como la Iglesia Santo Domingo de Guzmán y fotografías de sus seres queridos, familiares y maestros especialmente atesorados en su memoria.

Al finalizar la narración, se incluye un catálogo general: seccionado su trabajo y organizando visualmente toda su producción, con sus respectivas fichas técnicas.

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Foto:Archivo Centro de Documentación de las Artes Escénicas

Palabra de Diseñador es una maravilla en el más amplio sentido de la palabra, pues se proyecta un hombre divertido, ocurrente y sacrificado; un cubano que se convirtió en célebre artista visual de la cultura cubana e internacional. Eduardo Arrocha se muestra como un guerrero trepidante que encontró su camino junto al arte todo. La cultura le forjó el espíritu y este, en agradecimiento ha cambiado nuestra cultura para mejor, ha demostrado que un diseñador puede ser tan versátil como el mejor de los actores o tan indispensable como el mejor de los coreógrafos.

El valor patrimonial de Palabra de Diseñador solo lo podrán medir con exactitud las generaciones que nos sucedan; sin embargo, no es arriesgado afirmar que “trascendental” sea la palabra correcta para señalar esta obra que ubica en su justo lugar la personalidad del más reciente Premio Nacional de Danza en Cuba.

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